domingo, 5 de agosto de 2018

La familia, amigos, sí, la familia



Fresno (California). Rabat. Madrid. Murcia. Frankfurt. Lisboa. Nürnberg. En los Nogales somos once primos y estamos repartidos entre estas ciudades (7 diferentes) además de Fuengirola. Os pongo en contexto con esto que os acabo de comentar.
Hace poco tiempo tuvimos un problema familiar, se nos iba alguien que, por apellidos, no pertenecía a la familia pero que, con el corazón en la mano es como una abuela más (una madre para alguno de los primos).
Yo lo sufrí desde la lejanía, como lo hicieron muchos de mis primos (y mi hermano) y los demás lo sufrieron desde cerca, algo más difícil aún. Porque, no nos engañemos, está en la brecha es mucho más difícil, para mí, que hacerlo desde lejos, aunque a 3000 kilómetros te reconcoma el no poder estar.
Pero esta familia es especial, para que nos vamos a engañar. Y eso que, al principio, me enfadé bastante porque me enteré del inicio de lo ocurrido de “rebote”, en serio me da mucho coraje que no se informe de las cosas malas que pasan con la “excusa” de “estás muy lejos y no queremos preocuparte”. No. Estas cosas se cuenta en cuanto pasen (aviso para el futuro).
Bueno, pues un accidente se complicó, mucho. Esta “abuela” (quizás la persona más buena que he conocido y que conoceré) estuvo mal, muchísimo. ¿Qué pasó a continuación? La fuerza de LA FAMILIA, queridos. Casi todos los primos se movilizaron. Fueron. Desde todas partes del globo terráqueo, cojones). Y estuvieron ahí. Yo fui de los pocos que no pude (me siento mal pero hay veces que tu deseos no se corresponden con tus posibilidades).
 Y sí. Cuando los que nos consideramos “realistas” pensamos que todo acabaría (médicos incluidos) como no queríamos esta maldita fuerza que se le inyectó a Amelia acabó por tirar por tierra cualquier lógica.
Pues esa es la historia. Pero, aunque sé que no le gustará, quiero destacar a alguien por encima del resto (que tienen todos un mérito tremendo por lo que han hecho), y es mi prima Blanca. Se informó, estudió la mejor manera de ayudarla. Estuvo pendiente cada día, cada noche de nuestra Tata. La estimuló, la obligó a no rendirse, hizo los ejercicios que eran necesarios para esta increíble recuperación. Prima, en gran parte te debemos a ti lo que ha pasado y cómo está la anciana ahora.
PD:  No voy a reproducir algunos WhatsApp que recibí estando y sufriendo desde aquí porque es hasta demasiado íntimo incluso para mí que lo aireo todo. Pero los que los enviaron saben por quién va.

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