Fresno (California). Rabat. Madrid. Murcia. Frankfurt.
Lisboa. Nürnberg. En los Nogales somos once primos y estamos repartidos entre
estas ciudades (7 diferentes) además de Fuengirola. Os pongo en contexto con
esto que os acabo de comentar.
Hace poco tiempo tuvimos un problema familiar, se nos iba
alguien que, por apellidos, no pertenecía a la familia pero que, con el corazón
en la mano es como una abuela más (una madre para alguno de los primos).
Yo lo sufrí desde la lejanía, como lo hicieron muchos de mis
primos (y mi hermano) y los demás lo sufrieron desde cerca, algo más difícil
aún. Porque, no nos engañemos, está en la brecha es mucho más difícil, para mí,
que hacerlo desde lejos, aunque a 3000 kilómetros te reconcoma el no poder
estar.
Pero esta familia es especial, para que nos vamos a engañar.
Y eso que, al principio, me enfadé bastante porque me enteré del inicio de lo
ocurrido de “rebote”, en serio me da mucho coraje que no se informe de las
cosas malas que pasan con la “excusa” de “estás muy lejos y no queremos
preocuparte”. No. Estas cosas se cuenta en cuanto pasen (aviso para el futuro).
Bueno, pues un accidente se complicó, mucho. Esta “abuela”
(quizás la persona más buena que he conocido y que conoceré) estuvo mal,
muchísimo. ¿Qué pasó a continuación? La fuerza de LA FAMILIA, queridos. Casi
todos los primos se movilizaron. Fueron. Desde todas partes del globo
terráqueo, cojones). Y estuvieron ahí. Yo fui de los pocos que no pude (me
siento mal pero hay veces que tu deseos no se corresponden con tus
posibilidades).
Y sí. Cuando los que
nos consideramos “realistas” pensamos que todo acabaría (médicos incluidos)
como no queríamos esta maldita fuerza que se le inyectó a Amelia acabó por
tirar por tierra cualquier lógica.
Pues esa es la historia. Pero, aunque sé que no le gustará,
quiero destacar a alguien por encima del resto (que tienen todos un mérito
tremendo por lo que han hecho), y es mi prima Blanca. Se informó, estudió la
mejor manera de ayudarla. Estuvo pendiente cada día, cada noche de nuestra
Tata. La estimuló, la obligó a no rendirse, hizo los ejercicios que eran
necesarios para esta increíble recuperación. Prima, en gran parte te debemos a
ti lo que ha pasado y cómo está la anciana ahora.
PD: No voy a
reproducir algunos WhatsApp que recibí estando y sufriendo desde aquí porque es
hasta demasiado íntimo incluso para mí que lo aireo todo. Pero los que los
enviaron saben por quién va.
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